IV
Tus nubes
Se despide el astro rey
llevándose tras de sí
luces color carmesí
y fragancias del Edén.
Viene la luna empujando
como lucero de plata,
y de mi alma arrebata
un suspiro y un quebranto.
¡Quién pudiera volar alto,
ser etérea y que tus nubes
me envolvieran con su abrazo!
Volver a sentir tu aliento
enredado en mi saliva,
y flotar los dos descalzos.
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