HURTO A CRONOS.
Suena el último cuarto.
El universo se detiene, el tiempo frena bruscamente en el espacio, los corazones laten al unísono, impacientes, los alientos se congelan en compás de espera, las burbujas de los deseos vagan entre el vaho y las luces de colores, único y mágico instante para seres de vidas diametralmente opuestas: médicos y astronautas, enfermos y saludables, niños y ancianos, enamorados y melancólicos, poderosos e infelices, afortunados y los pobres que sólo tienen dinero, los que existen en el norte y los que existen en el sur, Evas y Adanes, fanáticos y apáticos, payasos y domadores, malabaristas y contorsionistas del circo de la vida, atracadores y banqueros, políticos y barrenderos, guapos y feos, vendedores de ilusiones y echadores del Tarot, compañeros de fatigas y enemigos al acecho, envidiosos, lujuriosos, cariñosos, vanidosos, charlatanes, lenguas ilustradas y lenguas viperinas, soñadores y fracasados, entre rejas o con libertad condicional, la fauna del papel couché y los vecinos del quinto. Todos al compás, todos sincronizados en un gesto no ensayado, en un grito ahogado, en un sentimiento, en una milésima de segundo robada a Cronos, todos a una.
Comienza la carrera.
¡No os atragantéis con las uvas!
¡FELIZ AÑO NUEVO 2012!