Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

miércoles, 15 de abril de 2015

Mujeres todo terreno





Haciendo limpieza en un altillo he encontrado una pieza de museo que forma parte de mi currículum vitae, en el que caben tantas y tan diversas actividades. 




Verano de 1973. Yo había terminado 3º de Bachillerato con unas notas excelentes, después de todo un curso interna en el colegio -ya era el tercer año fuera de casa- 
Tenía 13 añitos, y mi madre consideró que había que aprovechar los largos días del estío, por lo que pensó que era el momento propicio para que su hija aprendiese a bordar a máquina, por supuesto con la persona que más sabía del tema en Santa Marta de los Barros: Antonia Balsera.


Ya ni recuerdo el nombre de cada una de las labores que bordé en aquel pañito, pero he ahí la prueba irrefutable de lo que aprendí en aquellas fructíferas vacaciones de verano. Fueron muchas horas con la mirada puesta en la aguja de una máquina de coser, que había que hacer funcionar dándole a los pedales, a la antigua usanza. Interesante y completa actividad pedagógica, que ayudó a forjar la personalidad de la que hoy en día hago gala.


Estoy orgullosa y agradecida a la vida por haberme enseñado a cargar con una grandiosa mochila de experiencias y conocimientos dispares, desde bordar a formarme académicamente, bailar, atender con pasión mi trabajo, escribir, vivir en pareja con un gran proyecto a largo plazo, haberme sentido plenamente realizada como madre, sacar adelante mi casa, y seguir teniendo curiosidad por aprender y voluntad de sacrificio para conseguir los objetivos que me propongo. Las de mi época somos mujeres hechas de una pasta especial, categoría superior, ¿o no...?




2 comentarios:

  1. Me he emocionado mucho con tu post. Soy sobrina nieta de Antonia y me acuerdo de cuando iba al pueblo de pequeña y se escuchaba el traqueteo de las maquinas.��

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    1. Puedes estar bien orgullosa de tu tía, más bien de tus tías, Antonia y Asun. Son toda una institución en Santa Marta, apreciadas y queridas por sus paisanos. Me dijeron que Antonia está delicada de salud, pero ojalá se le pueda organizar un gran homenaje para agradecerle su maravillosa labor con las mujeres que pasaron por su casa para aprender de su sabiduría y su talante. Un saludo de Maribel.

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