No hace mucho le di a Mane una tarjetita en la que rezaba: "Vale por una escapada romántica, a elegir fecha y destino". Barajamos varias posibilidades, pero el País Vasco llevaba años en lista de espera y había llegado el momento. Se lo comentamos a Rafa y Nati, con los que tantos viajes hemos hecho y lo hemos pasado tan bien (París, Berlín, Praga, Roma, Mónaco, Florencia, Túnez, Barcelona, Laponia, y multitud de destinos cercanos, y no por ello menos atractivos), y rápidamente se sumaron al proyecto.
Dejamos el coche en Madrid y tomamos el tren hasta San Sebastián. Fue amor a primera vista: nos recibió un cielo azul en una ciudad en la que la simple visión de los edificios, paseando por sus calles, induce al embelesamiento, tal es su belleza.
Sus playas (la Concha, Ondarreta,...), el río Urumea, el Peine del Viento, el Gros, la catedral del Buen Pastor, sus plazas, su castillo de la Mota, sus pinchos..., y sobre todo su gente. Gente amable, acogedora, abierta, que me ha cautivado.
Desde luego, volveremos. Venimos encantados y con ganas de repetir.
Tengo tantos recuerdos atrapados en estas fotos, que voy a dar por terminado el post para no tener que seguir eligiendo, y por tanto descartando, muchas de ellas.
I love Donostia.