Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

lunes, 25 de mayo de 2020

El club de las seis décadas.

             
Ayer, domingo, justo el día de María Auxiliadora, que los Salesianos no han podido celebrar por culpa del coronavirus, yo cumplí 60 años. Soy de la fértil cosecha de 1960


 
Nací en un pueblo eminentemente agrícola de la comarca extremeña de Tierra de Barros: Santa Marta. La tercera de cuatro hermanos, tuve la suerte de entrar a formar parte de una familia que me recibió con alegría y me crio y educó con mimo y con acierto. Gracias a ello me he convertido, con el paso de los años, en la mujer madura que actualmente soy.


Ayer celebré mi cumpleaños en casa, con mi familia, comiendo el menú que yo había cocinado y soplando las velas en una tarta que yo misma elaboré para la ocasión. Di por zanjado el tiempo de distanciamiento físico con mis hijos y, por primera vez en todo el confinamiento, les besé y me dejé besar. Ya era hora.


No he notado un antes y un después del día 24. Todo sigue en su sitio, para mal o para bien. Estoy agradecida a la vida por cada día de prórroga que me concede la oportunidad de recorrer un camino que, a veces está lleno de flores, a veces está plagado de minas. Por dejarme disfrutar de los míos, de mi trabajo, de los amaneceres, del sol y la luna, de la playa, de los amigos, de tantos y tantos pequeños y grandes placeres al alcance de mi mano.


     Sesenta años, sí, ¿y qué…? Prepárate, mundo, que allá voy.




viernes, 22 de mayo de 2020

Déjame





Déjame


Déjame secarte el pelo
y esas lágrimas que riegan
tus mejillas.
Déjame borrarte ese tormento con
un aluvión de besos y una sesión
de cosquillas.
Déjame barrer las cáscaras
de tu amargura, en silencio,
con mi escoba de brujilla.
Déjame ventilar las alcobas de
tu pena, de tu corazón herido,
con el soplo de mis vientos.
Déjame decirte
que te quiero y te querré
hasta mi último aliento.



jueves, 14 de mayo de 2020

Primavera deslavazada


                    
Ya suman sesenta días con sus lunas.

Anochece con pereza un día gris,
de primavera deslavazada y muda,
marchitada y fustigada sin consuelo
por el pútrido silencio de las dudas.

Llueve con fuerza sobre mimosas notas
de una balada, pero las gotas de agua
no consiguen arrastrar en su devota
caída los nudos que aprietan mi alma.

La tenue luz se desliza con asombro
por un horizonte roto y desganado,
llevándose en su peregrinar escombros
de los sueños no cumplidos ni enterrados.

Es tarde ya para palabras vacías,
se desparramaron los discursos huecos,
llegó el momento de las postrimerías,
se trenzaron con fervor todos los flecos.

Invadió la madrugada mi esperanza,
dibujándome caricias en el vientre.
Tu mirada se clavó como una lanza,
desterrando mil amenazas de muerte.