Fuimos todos de boda: María y Juanfer pasaron por vicaría, y de paso, todos estuvimos de fiesta. Pero de fiesta, fiesta. Hacía mucho que no lo pasaba tan bien en una boda, no solo por el hecho de reunir a la familia por un alegre motivo, sino porque todo estaba minuciosamente calculado para pasarlo bien.
Mi madre aguantó el palizón, y se retiró feliz de ver a todos sus hijos, sus nietos y sus biznietos juntos.
Por mi parte, tampoco tengo demasiadas ocasiones de reunir a todos mis hijos, y menos aún vestidos de "grana y oro", así que también lo viví con gozo.
Bueno, fue bonito mientras duró. Y si el olvido hace mella, aquí queda el consuelo de estas elocuentes imágenes.
De los Núñez se han casado ya los tres mayores, y los siguientes son mis hijos, a ver si cogen el relevo de su primo...
Y colorín, colorado, esta boda se ha acabado.
¡Arrivederci!