El
caso Rato ha puesto bajo sospecha a Pujalte y a Trillo, y el clamor popular
solicita la lista completa de los más de 700 defraudadores. Rajoy se lamenta y
cree que detrás de este indeseable escenario se esconden “maniobras externas”.
O como le oí decir el otro día al periodista Arsenio Escolar, “externas,
internas y mediopensionistas”.
Al otro lado de la calle podemos divisar a
Chaves y a Griñán, haciendo equilibrios en la cuerda floja de los ERES.
Saltando
al ruedo, como maletillas, los partidos emergentes (Podemos y Ciudadanos) han
levantado una polvareda en el albero electoral que es muy positiva bajo mi
punto de vista.
A partir de ahora, los pactos formarán parte del protocolo
político si se quiere gobernar con la noble intención de sacar nuestra piel de
toro de la debacle que venimos padeciendo desde hace años. Se acabó el
compadreo. Aportemos, discutamos, decidamos, sumemos y procuremos multiplicar
las opciones viables como el milagro de los panes y los peces. Para el PPSOE se
acabó lo que se daba. Les han salido pústulas en el trasero y deben aplicar
pomada de pactos por prescripción facultativa. El bipartidismo fue bonito
mientras duró. O no, según el color del cristal con que se mire.