La venda que tenía sobre los ojos se
me cayó hace ya tiempo, tal vez por el peso de las lágrimas vertidas sobre
ella. Lágrimas de rabia y de impotencia al constatar cómo se están aprovechando
de sus cargos personas en las que tantos ciudadanos incautos habían depositado
su confianza. Después de salir a la luz pública una interminable lista de casos
de corruptos, de un lado y del otro de la calle, saber de alguno más se ha
convertido en parte de la rutina informativa. Rato, un auténtico fuera de serie
en Economía, sobre todo en economía doméstica, que pudo haber dirigido los
designios de nuestro devastado país, no ha sido el primero ni será el último. En
la próxima cita con las urnas sugiero dar el voto a Alí Babá, para asegurarnos
que los ladrones solo serán 40. A los que aún conservan la venda, ¿a qué
esperan para arrancarla con furia y abrir los ojos como platos…? El espectáculo
es dantesco y espeluznante, pero yo prefiero no perderme detalle, a ver si
resucita mi capacidad de asombro. A estas alturas, lo dudo.
Publicado en 'Cartas al Director' del diario HOY el miércoles 22 de abril de 2015.
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