Pues
sí: mis ilusiones están congeladas, como las pensiones, hasta que Sánchez forme
gobierno. Sin prisas, eso sí. Comenzamos el año 2019 con el corazón encogido
por el penoso rescate de Julen en enero, con un trágico desenlace, y en febrero
comenzó el juicio de los líderes políticos del proceso independentista catalán,
asunto que se ha convertido en la historia interminable del panorama político
español.
En
marzo la población entró en pánico con la primera caída mundial de las redes
sociales más populares, como son Facebook, Instagram y WhatsApp. Volvieron a
fallar en abril, el mismo mes en que se celebraron las elecciones generales anticipadas.
Entonces ni siquiera imaginábamos que terminaríamos el año sin gobierno…
En
mayo hubo elecciones al Parlamento Europeo, y el Valencia se alzó con la Copa
del Rey, al ganar al F.C. Barcelona en la final, en el estadio Benito
Villamarín de Sevilla.
En
junio pudo celebrarse en la catedral parisina de Notre Dame la primera misa
tras el incendio que la devastó dos meses atrás, ante el estupor de todos. Y en
julio, nueva caída de las redes sociales, por primera vez para Twitter. En Reino
Unido, el excéntrico y controvertido periodista Boris Johnson asumió el cargo
de primer ministro, sucediendo a Theresa May, con el persistente objetivo de cumplir el
Brexit prometido.
Agosto
fue un mes de titulares para la activista medioambiental Greta Thumberg, mientras
un brote de listeriosis se extendía por la península ibérica. Septiembre abundó
en huracanes, incendios, accidentes aéreos, naufragios y terremotos en
distintos puntos del globo.
Las
protestas en Cataluña por el juicio a independentistas catalanes nos colmaron
las retinas de imágenes indeseadas en el mes de octubre, aunque rivalizaron con
la polémica exhumación de Franco, y el traslado de sus restos desde el Valle de
los Caídos hasta el cementerio de Mingorrubio.
Pocos
días después volvimos a ejercer nuestro derecho al voto porque, con los
resultados de la votación de abril, nuestros políticos no fueron capaces de llegar
a ningún acuerdo. Da la sensación que, como la culpa es nuestra, tenemos que ir
a la repesca. Volvimos a votar inconvenientemente porque, a día de hoy,
seguimos a la deriva. El nuevo paso por las urnas causó estragos en Ciudadanos, y
Rivera dimitió dignamente.
Una performance de feministas se viralizó, al grito
de “el violador eres tú…”, y por cuarta vez se produjo otra caída mundial de
Facebook e Instagram.
Y,
llegados a diciembre, el culebrón Puigdemont/Junqueras/Pujol y compañía sigue
copando los noticiarios, mientras Sánchez se come los turrones en familia, atrincherado
en sus aposentos de la Moncloa, por si tiene que abandonar la mansión en fechas
próximas, después de haber devastado el país y la paciencia de todo hijo de
vecino.
Como
para tener ilusiones… Solo pido al 2020 que ponga a cada cual en su sitio, que
ya está bien.