Yo no digo nada, solo que últimamente le he cogido el gustillo a hacer dulces caseros, y a mis hombres y a mí nos encantan. Como se suele decir, "a nadie le amarga un dulce".
Hoy ha tocado de nuevo perfeccionar la técnica de las madalenas, y vive Dios que el objetivo se ha conseguido con creces.
Han salido 25 en esta hornada, y huele toda la casa a gloria bendita. Además, he descubierto que no hay que dedicarle mucho tiempo, pero sí mucho mimo.
Me hace más ilusión publicar mis experimentos como repostera que mis potajes, porque me resultan más novedosos. Siempre ha habido dulces en mi dieta, ahora con más tranquilidad puesto que yo misma los hago. Afortunadamente, mi peso se mantiene en los mismos niveles de siempre, desde mis tiempos mozos...
¡BYE!
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