Carta a SSMM los RRMM
2020
La tristeza me asaltó mientras deambulaba entre la
gente por la calle atiborrada de luces, en los albores de un invierno
disfrazado de primavera, y
sentí que me invadía una profunda y aplastante decepción por el mundo en el que
inevitablemente habito y que me engulle sin masticarme siquiera. Estar triste
es un derecho que nos humaniza, siempre y cuando no se convierta en tristeza
crónica.
Mañana amaneceré alegre, lo tengo decidido. Y llegaré
con una sonrisa hasta el próximo solsticio.
Quedan pocos días para la noche más mágica, y estoy
ultimando mi carta para SSMM. Algunos
puntos de mi lista de peticiones ya los tengo claros.
-366
días de felicidad moderada, desbordante en momentos puntuales, compartida con
los que quiero.
-Cuatro abrazos sinceros y apretados diarios,
como poco, de la misma o de distintas personas queridas.
-Sonrisas
y palabras amables para decorar cada minuto de esta nueva década, y un
frasquito de optimismo con dosificador.
-Un
titular para abrir los telediarios, en los primeros días del año: “Cataluña
vuelve a estar tan orgullosa de su españolidad, que entierra sus planes de
independencia”.
-Un jarabe
instantáneo para los dolores del alma y una varita mágica para curar todos los
males del cuerpo.
-Un manantial universal y gratuito de amor eterno.
-Un aire puro que podamos respirar todos los seres
vivos de la Tierra, y un cielo azul que nos inspire poesías, sin necesidad de
Gretas.
He
sido razonablemente buena este año, así que espero que mi regalo, o parte de mi
pedido, sea posible.
Que
así sea.
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