Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

martes, 11 de enero de 2011

Miss M.







M de Maribel, M de Mujer, M de Maestra, pero sobre todo y ante todo, M de Madre.



                                                                                                                                                   
                                                     SER MADRE



  ¿Cómo poder describir una sensación tan mágica? Todo hierve en el abismo de las entrañas, en una cruel dicotomía entre aceptación y rechazo, afirmación contundente y duda existencial. Hay algo en el interior que perturba el conocimiento y el normal desarrollo de las funciones orgánicas. Una partícula sospechosa, viajando al libre albedrío, sin pasaporte ni visado, acomodándose para unas aburguesadas vacaciones de varios meses en un paradisíaco habitáculo, equipado con la más alta tecnología. Está ahí, escalando posiciones, fortaleciéndose por momentos, ganando protagonismo y tamaño.
  Debe ser cierto, porque un buen día, mientras se disfruta de un apacible descanso en el sofá, se puede ver bien su silueta bajo el vientre, apenas unos centímetros de proyecto de personita, en forma de bajorrelieve.
  Luego, a medida que transcurre el tiempo y la piel parece que va a sucumbir al obligado estiramiento, todavía se antoja más fantástico todo el proceso: un pie que empuja, un codo que asoma, brincos que denotan un incordiante y persistente hipo…
  Se agolpan los interrogantes en el saco de la ansiedad hasta el final del proceso, cuando una entra “en faena”. Entonces todas las energías son pocas para ayudar al “milagro” a apearse en la última estación. Y hay que desalojar el vagón.
  Qué esfuerzo tan sobrenatural supone ser agente activo del misterio de la vida. Para el que viene y para quien le trae de la mano,…o a empujones, sería más exacto.
  Magia, milagro, bendición, expectación, orgullo, incredulidad, ternura, satisfacción, descanso, emoción. Tiene rostro, tiene personalidad propia, tiene carácter, tiene independencia de movimientos y…tiene hambre. Nuevo milagro, nuevo truco de magia, comunión completa entre dos seres, la sensación de vaciar toda tu alma en él, un ejercicio completo del DAR. Y principio de una andadura, una larga andadura llena de obstáculos y dificultades, alegrías y esperanzas, frustraciones y metas logradas.
  No hay nada parecido al privilegio de ser madre. NADA. Es inexplicable, indescriptible, maravillosamente incomparable a ninguna otra cosa. Recibí hace poco un mail que cuenta cómo un niño pasa a su madre una factura poniendo precio a las tareas domésticas que iba a realizar,  a lo que recibe otra, que rezaba:
  Por llevarte 9 meses en mi vientre y darte la vida……………..0 €
  Por tantas noches de desvelos, curarte y rezar por ti………..0 €
  Por la alegría y el amor de nuestra familia………………………..0 €
  Por comida, ropa y educación…………………………………………..0€
  Por tomar tu mano y darte apoyo……………………………………..0€
  Así somos las madres. Vosotras podéis confirmarlo conmigo.

1 comentario:

  1. Este escrito fue publicado en la sección de opinión "Cartas al Director" del diario HOY el martes, 29 de abril de 2008.

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