Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

miércoles, 19 de enero de 2011

El aburrimiento

                                     El aburrimiento
 Hace algún tiempo leí en un artículo la afirmación que el mayor signo de progreso, de comodidad y de triunfo personal es el aburrimiento. Se me cayeron los palos del sombrajo al llegar a la triste conclusión que, según esa teoría, he fracasado en la vida. Yo no tengo tiempo para aburrirme. Confieso que la vida me divierte, he de admitir que me río a carcajadas con frecuencia, que se me acumulan las ideas, se me amontonan las tareas, que puedo empapelar la Capilla Sixtina con mis proyectos, pero en mi día a día no queda espacio para la depresión ni para el tedio. Mi vitalidad ha estrangulado la porción de triunfo que me correspondía. ¡Qué le vamos a hacer! Es posible que triunfe cuando me haga mayor, cuando ya no pueda entablar una acalorada discusión sobre los orígenes del ornitorrinco, deje de soñar con los pies al son de una melodía, y ya no sienta mariposas en el estómago cerca de mi pareja. Para entonces, triunfar a base de aburrimiento será un imperativo natural. Pero yo procuraré ser una vieja divertida y fracasada.


 Y ahora, para que no os aburráis, os dejo este pps que me hizo llorar de la risa.

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