Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 28 de enero de 2011

Cumplir 40.




 Yo ya pasé ese trance tiempo ha, y no me causó trauma alguno. Todos los cumpleaños tengo por costumbre enfrentarme al espejo con descaro para comprobar si cada cosa sigue en su sitio. Una vez corroborada la ubicación correcta y previsible de los dones de la Madre Naturaleza, reanudo mis actividades rutinarias sin estridencias, aspavientos ni comportamientos histriónicos.
 Teniendo en cuenta que es, aproximadamente, el ecuador de la vida, unos piensan que ya pasó la mitad de su existencia, y otros, por el contrario, que les queda media vida por delante. La popular teoría del vaso medio lleno o medio vacío.






  Una de mis cuñadas celebró ese gran día con una fiesta muy especial. El jardín estaba engalanado para la ocasión: antorchas repartidas por el césped, que impregnaban el ambiente de romanticismo; centros de  flores adornando las mesas con las suculentas viandas; nenúfares en la superficie de la piscina...Pero lo mejor del festejo era el grupo de personas que convocó para acompañarla, familiares y amigos todos en una franja de edad similar. A las mujeres que asistimos se nos entregó al llegar una orquídea para  colocarla en el pelo, como una especie de distintivo de lo más favorecedor. Música para bailar y también para escuchar entre animadas conversaciones. Una reunión de lo más agradable que se prolongó hasta las primeras luces del alba.







  Le escribí un poema en tono jocoso que leyó divertida. He cambiado el nombre para preservar su identidad. Es el siguiente:


Mari Pili y los 40


Mi cuñada Mari Pili
hoy celebra una gran fiesta,
conmemorando contenta
que va teniendo una edad…

Ha convocado en su casa
amigos y familiares,
y una música de fondo:
“los 40 principales”.

No han faltado Alí Babá,
ni los cuarenta ladrones,
que han prometido honradez
y no provocar follones.

El buffet es al aire libre,
invitados hay cuarenta,
recemos a Santa Rita
para que no haya tormenta.

Y si alguien se desmadra
tú le cantas las cuarenta,
que para chula estás tú,
joven, guapa y muy flamenca.

 Este cuento se acabó,
ya cumpliste diez más treinta,
y al que no le haya gustado,
                                que le eche sal y pimienta.              





Llegar a los 40 años  tiene sus ventajas. Notas que adquieres experiencia, ganas en sabiduría, estabilidad y te invade un cierto toque de rebeldía. Y aún más, se saborea mejor la vida, se disfruta de las pequeñas cosas y aprendes a dosificar el sufrimiento. Es como una segunda adolescencia, pero coincide con la plenitud sexual en el caso de las mujeres, y eso es un plus. No tiene que asumirse como los inicios de la decrepitud, sino como una plataforma de relanzamiento.

Otro día expondré las ventajas e inconvenientes de cumplir 50, que están más en mi línea cronológica y una mágica técnica que el paso del tiempo me ha enseñado: relativizarlo todo.
  Y, hasta aquí puedo leer...(me encantaba esta muletilla del "1,2,3...")



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