A decir verdad, nunca se hizo oficial mi admisión en este selecto grupo de compañeras. Muy a pesar mío, que incluso escribí mi discurso de ingreso, todavía escondido, aguardando su momento de gloria, en una carpeta empolvada de mi antiguo portátil.
El pasado viernes nos juntamos con ocasión de un concierto, en la Sala Aftasí, en el que nuestro querido Santi colaboraba con el artista principal, lo mismo que Cira y Ulises, los hijos de Marisa.
Comenzamos tomando unas tapas en la Plaza de la Soledad, con unas cañas y vinitos, cada cual a su gusto. Y de allí, a la Sala Aftasí, con tiempo de ir calentando motores.
Santi cantó algunos de sus temas, mientras nosotras le aplaudíamos a rabiar, y tras su actuación la de Josele.
Josele hizo dúo con Santi, con Cira, con Ulises... respaldado por unos músicos excepcionales, que nos hicieron pasar una velada inolvidable. Entre ellos, una cara me pareció familiar desde el primer momento. Cuando se les presentó al público comprendí el motivo: es el hijo de un paisano de Santa Marta con el que tuve ocasión de cantar en mi juventud, y que ha pasado toda su vida dedicado a la música de manera profesional. Su nombre, tanto del padre como del hijo, es Paco Suárez.
Estupendo plan para la noche del sábado, con Mari Pepa, Conchita, Marisa y Lola, dos jubiladas y las otras dos prejubiladas, para ponerme los dientes largos a mí, que todavía me quedan seis años y medio para empezar a disfrutar de sus mismos privilegios.
Esperaré sentada...
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