Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

lunes, 28 de marzo de 2016

Lamentos de nácar




Crujientes lamentos de nácar sucumben bajo las indiferentes pisadas de anónimos paseantes.

Llegan desde lejos los ecos de agonía de las almas reducidas a polvo de arena por la erosión del fanatismo y la barbarie, allí donde periódicamente desovan los gusanos de la sinrazón.

Cada marea marca los pasos de la danza que noche tras noche silba la luna, y escupe las pústulas de una paz muerta.

Un nuevo sol ilumina el horizonte azul de una pálida esperanza, que llora lágrimas de espuma con cada latido del corazón de las olas.

No creo en dioses de odio, monstruos que vomitan creencias de humo y arrastran hasta las oquedades de los fondos abisales las conciencias más frágiles.

Ansío esa madrugada fría en que los hombres de bien se abracen al calor de la sangre de hermanos.




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