Sé a ciencia cierta que la
mayoría de la gente frena en seco las comilonas de las navidades, y se ponen a
dieta de choque para volver a su peso y talla anterior a esas fechas de
excesos. A mí, plim.
No he ganado peso, tal vez porque
me fastidian los opíparos menús de fiesta por imperativo del calendario, y
prefiero seguir comiendo y bebiendo lo que me da la gana, a capricho, en
cualquier época del año.
Dicho esto, paso a explicar el
modo de preparación de este delicioso pudin de almendras, que alguien del grupo
QUÉ HAGO DE COMER HOY??? publicó no hace mucho.
Ingredientes
-Cuatro huevos
-Algo más de un cuarto de azúcar
-Once galletas “Cuétara ORO”
-Un poco menos de 100 gramos de almendras molidas
-Dos vasos de agua
-Caramelo líquido
Preparación
En un bol se baten los huevos,
añadiendo primero el azúcar, después las almendras, las galletas hechas polvo,
y el agua.
Se vierte la masa en el
recipiente de horno elegido, que previamente hemos caramelizado por el fondo y
las paredes. En esta ocasión he preferido que sea de cristal, por el riesgo que
hay de derramarlo con uno de silicona, que son más inestables.
Se precalienta el horno, y se
introduce en él una bandeja o fuente con agua, en la cual colocaremos el
recipiente con la masa, de manera que se cuaje al baño María.
Debe permanecer en el horno
alrededor de una hora y media a 180 grados.
Cuando finalice la cocción, se
deja enfriar un par de horas, tras las cuales se mete en el frigorífico hasta
el día siguiente.
Antes de desmoldarlo, hay que
cerciorarse que está bien frío, de lo contrario de desmoronará al darle la
vuelta.
En esta ocasión no lo he adornado
con nada, y está exquisito, aunque con un churrito de nata montada entra más
por los ojos.
Como diría Arguiñano: “rico, rico
y con fundamento”.
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