Elegía de invierno
El teclado me ofrece
su hombro para dejar reposar mis sentimientos,
sepultados bajo una
torre de calendarios.
Sentimientos que
implosionan en mi alma, lágrimas secas que ahogan mis recuerdos,
entre aromas de
geranios y vendimia.
Recuerdos de un amor
virgen al abrigo de un verano,
de verbenas y de
risas en la calle.
Verano de fuego
escrito con la tinta de caricias y de besos,
con la luna plateada
por testigo.
Besos de azahar,
banderas del descubrimiento de nuevos mundos,
bajo la tenue luz de una
farola.
Mundos sin malicia,
mundos de sueños, mundos sin fronteras,
sin cadenas y sin
miedos.
Fronteras son las que
puso el destino a tus días de tormenta,
diana fácil para
dardos envenenados.
Tormenta que dominó
tu cielo gris con su traidor gemido,
y removió demonios de
locura.
Gemido desgarrado que
inundó una desconsolada e irreversible verdad,
en los albores del
milenio.
Verdad de ruidoso silencio
en este valle de mentiras y de crueldad,
en el que reptamos
como gusanos.
Crueldad de gélido mármol
que aporrea mi teclado
y estrangula mi garganta.
Teclado que me
acaricia los dedos y me abraza entre sus letras,
que a coro dictan tu
nombre.
La pena me reclama
desde su presidio de invierno,
como cada enero.
Espérame en esa nube
perdida,
vayamos a celebrar
nuestros dolores.
JL, 16/08/1958-29/01/2000
Y yo los 365 días del año en manga corta... se echa de menos el invierno... en serio.
ResponderEliminarA ver si para estas navidades puedo ir para allá a disfrutar un poco de esa crueldad de gélido mármol :)
Besos
Estamos inmersos en uno de esos episodios de ciclogénesis explosiva, que trae malas consecuencias: desbordamientos de ríos, aludes que sepultan esquiadores, tejados arrancados, carreteras cortadas, hospitales colapsados... Disfruta de tu buen tiempo, pero ven pronto, guapa. Besitos.
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