Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 9 de marzo de 2014

Cotorras a la vera del Guadiana.


Ayer, sábado 8 de marzo, se celebró el “Día de la Mujer”. No me gusta la coletilla de “trabajadora”, porque entiendo que, de una u otra manera, todas lo somos. Algunas dedican sus horas a las ingratas y nada reconocidas faenas domésticas y de cuidado de los hijos, y otras ¿privilegiadas? añadimos a esa tarea la de salir a la selva del mercado laboral para traernos un sueldo a casa. Unas y otras, salvo anecdóticas excepciones, somos auténticas heroínas en el fantástico cuento de la vida real.


Pues, bien, ayer nos reunimos un puñado de heroínas, cuyo nexo de unión hay que ir a buscarlo al principio del túnel de nuestro tiempo, allá por nuestra infancia, cuando nuestra única preocupación era salir airosas de la palestra al recitar la lección que tocara en el colegio, mientras esperábamos con ilusión que nos crecieran las tetas.


De todos es sabido, a estas alturas, que las nuevas tecnologías tienen sus pros y sus contras, pero a las que ya pasamos la cincuentena nos han venido de perlas estos artilugios de última generación (mañana estarán obsoletos, porque los avances en nuevas tecnologías son imparables), para encontrarnos después de un paréntesis de años en los que hemos acabado desperdigadas por la geografía nacional. Al término de nuestra etapa colegial el grupo de compañeras fue un termómetro roto que desparrama su mercurio por el suelo, pero el whatsapp ha aproximado las gotas y volvemos a recomponer ese termómetro.
Siempre tenemos asuntos que contarnos, de alegrías y de penas, y sabernos arropadas las unas con las otras multiplica las satisfacciones y divide las tristezas. Procuramos aprovechar la estancia temporal de las que viven fuera para convocar cada reunión. 


Es tal el magnetismo que disfrutamos en el grupo, que en esta ocasión una de las integrantes del chat, Elisa, ha viajado ex profeso desde Alicante para darnos la sorpresa a las demás, ya en el restaurante donde quedamos. Diez horas de autobús el viernes, reunión el sábado y vuelta toda la noche del domingo para estar a las 8 de la mañana del lunes en su puesto de trabajo, aunque sea con las ojeras puestas. Si eso no es devoción por sus compañeras, que venga Dios y lo vea. No salíamos de nuestro asombro.


Comimos diez, y tres más se sumaron al café. Estábamos la mayoría residentes de Badajoz, una de Logroño, una de León, una de Alicante, y una de D. Benito, pero todas las demás compis pendientes del whatsapp, viendo las fotos, alegrándose de la quedada y brindando con nosotras de manera virtual.

Hubo risas, confidencias, besos y abrazos, y una fecha para pasar un fin de semana en una casa de turismo rural: 31 de mayo. El proyecto amenaza con ser altamente beneficioso y terapéutico, y las risas están garantizadas de antemano.





                
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5 comentarios:

  1. Maribel, ¡¡qué bien lo pasamos!! S on encuentros terapéuticos, desde luego que sí. Mejor que cualquier terapia de grupo. A las que faltaron, las animo a que acudan la próxima vez, merece la pena. Besos. Marisol Gordillo

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  2. Estamos plenamente de acuerdo, Marisol. Y, por otra parte, estoy convencida que no hay otro grupo tan bien avenido en muchos kilómetros a la redonda. Un besazo, me encantó charlar contigo.

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    1. Solo por ver vuestras caras, sentir vuestro cariño y recibir vuestros abrazos valió la pena!!! El esfuerzo fue regresar! Nos vemos en Mayo! Besos a cascoporro!

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  3. Mi perfil en Google es Maria Garcia. Jijijiji

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  4. Elisa, me tenías despistada...
    Ya está otra vez todo el rebaño en el redil.
    El tiempo pasará volando hasta la próxima.
    Besitos.

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