I
El mar pespuntea la playa con cada ola.
Largos silencios zurcen
las cuchilladas del corazón y
un velo de azules difumina una mirada
en blanco y negro.
La brisa alborota el cabello
y juega a avivar la llama del hastío.
Los párpados arrían sus pestañas,
cual bandera al viento,
pero una luz cegadora
se cuela furtiva en las retinas.
Quema el sol los sinsabores
y barre el mar las cenizas.
II
El mundo va dando tumbos,
mientras cada marea entona
su dulce melodía del olvido,
de melancolía de horas
suspendidas en soplos de dioses,
de besos con sabor a sal,
de aliento de efímeros versos
escritos en la arena,
de argentados reflejos de luna.
III
Mariposas de colores irrumpen
en los días color sepia,
haciendo cosquillas a una lánguida tristeza.
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