Sigo con mi vena repostera, y esta vez le ha tocado al bizcocho de naranja, pero ha sido una elaboración plagada de vicisitudes. He tomado como referencia una receta del grupo QUÉ HAGO DE COMER HOY???, al que pertenezco, pero me he permitido aplicarle algunas variantes.
Los ingredientes son los siguientes:
-3 huevos
-Un vaso de aceite de girasol, que yo he cambiado por aceite de oliva virgen extra, que es el que uso habitualmente.
-Un vaso de azúcar
-Un vaso de aceite de girasol, que yo he cambiado por aceite de oliva virgen extra, que es el que uso habitualmente.
-Un vaso de azúcar
-Dos vasos de harina de repostería, que en esta ocasión han sido 1/3 de harina blanca, 1/3 de harina integral y 1/3 de Maizena.
-Un vaso de zumo de naranja
-Un vaso de zumo de naranja
-Un sobre de levadura.
-De mi propia cosecha (ha sido como un impulso irreprimible): un buen chorro de leche condensada, que tenía un bote abierto en la nevera para las primeras fresas de la temporada.
El secreto para que suba: tenerlo a 150 grados durante 50 minutos. Pero ahí se ha producido el imprevisto culpable de que el bizcocho no haya subido como es debido.
Cuando faltaban 20 minutos de cocción, se ha ido la luz. ¡Rayos, truenos y centellas! La temperatura ha ido disminuyendo, y aunque no lo he sacado del horno, se ha quedado aplastadito como una tarta de Santiago.
Un auténtico y genuino "bizcocho interruptus", nueva variante made in Maribelandia.
Pero riquísimo, oye...
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