Voy a tener que practicar en los sempiternos
cuadernillos de Rubio, a ver si así me salen las cuentas.
Ya no sé si ahora
toca el (3x2) o el (2x3), que a pesar de las apariencias no es lo mismo. Aquí
no procede presuponer la propiedad conmutativa, en este caso el orden de
factores sí altera el producto. El (2x3) se aplica en otoño –a las 3 vuelven a
ser las 2- y es, en mi opinión, una interesante operación, porque me llevo una.
Quiero decir que me encuentro una hora extra cuando abro el ojo. Sin embargo,
el (3x2), que es lo que toca en la recién estrenada primavera, resta. A las 2
hay que adelantar el reloj hasta las 3. O sea, que cuando me levanto, ya llego
tarde para todo. Transcurren varios días hasta que se me pasa la desorientación
buscando la hora que me han birlado.
Y me pregunto yo: ¿no sería más fácil
dejar los horarios tal cual todo el año, para no alterar los biorritmos de los
ciudadanos…? Salvo que alguien me demuestre con sólidos argumentos que ciertamente
hay un ahorro de energía.
Lo que sé es
que “no por mucho madrugar, amanece más temprano”. Pero amanece, que no es
poco.
Publicado en "Cartas al Director" del diario HOY el sábado 28 de marzo de 2015.
ResponderEliminarPublicado en la revista XL Semanal del domingo 5 de abril de 2015.
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