Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 13 de marzo de 2015

A Conchita Camacho





Bueno, Conchita. Me has pedido una poesía con tanta vehemencia, que ¡mira tú por dónde!, te la he compuesto. Que has de confesar que te dio una mijina de envidia la que le publiqué a Mari Pepa en su cumpleaños, y que era la que le leí en su prejubilación, hace años, aunque un poco modificada.



Andamos las dos con la memoria flaca, porque cuando tú te prejubilaste también te hice una, que titulé "Concepción, Conchita, Concha", y la publiqué en este mismo blog.
Aquí te dejo la nueva poesía que te dedico, recién salida del horno, calentita, calentita...  Casi tanto como tu cuerpo serrano paseando al sol de la costa levantina, junto a Mari Pepa, ¡cómo no!


 
                                       A Conchita Camacho

Ya, por fin, llegó tu día,
ya te llegó, reina mora,
tendrás veinticuatro horas
para colmar de alegría.

Arrancando hoja por hoja
pasaron mil calendarios,
que contenían mil horarios,
mil sonrisas, mil congojas.

Guarda en tu gran corazón
los besos que recibiste
de tus niños con amor.

Capítulos escribiste
con tinta rojo pasión,
y otros con la pluma triste.

Y ahora miras con descaro
tu futuro en el espejo,
no te importen los pellejos
y haz de tu capa un sayo.

Nada a la luz de la luna,
baila al sol por bulerías,
y bébete una sangría
encaramada a una duna.

Ríe y viaja con quien quieras,
cómete el mundo a bocados,
y canta por peteneras.

La vida es una quimera,
un caballo desbocado,
y en tu piel lo has comprobado
Conchita, si eres sincera.

Estos versos te dedico
poniendo mi alma en ellos,
desmelénate el cabello,
y en los años venideros
haz de tu tristeza añicos.



               ¡Espero que te guste, compañera!
             

                                                                               





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