Hemos llegado a un punto de no retorno.
Hay que sacar fuerzas de flaquezas para romper el mal de ojo que nos echaron,
extraernos todos los alfileres del cuerpo que quisieron herir con el vudú de
una crisis que todavía no entiendo, y reinventar el entusiasmo, el optimismo y
el afán de superación que se están llevando los corruptos y prevaricadores,
además de su botín, mientras nosotros nos centramos en sobrevivir dosificando
escrupulosamente nuestros euros y nuestras escasas alternativas.
Rajoy siempre
enfatizaba en la etapa electoral aquello de “recuperar la confianza”, pero
acabó de aniquilarla en una comparecencia en la que no tuvo valor más que para
leer un escrito, porque las preguntas de la prensa habrían sido para él dardos
envenenados que habrían acabado con su vida política allí mismo.
No creo que
Rubalcaba y cía. estén capacitados para coger el relevo, aunque está claro que
intentarán rentabilizar políticamente la
situación. Un gobierno de coalición podría resultar, trabajando hombro con
hombro, con espíritu de servicio al Estado, sin que nadie sea más que nadie.
Podemos resurgir de nuestras cenizas pacíficamente, al tiempo que mandamos a
los delincuentes al trullo, y exigimos que devuelvan lo que nos han robado.
Ojalá sea un sueño hecho realidad.
Publicado en "Cartas al Director", del diario HOY, el jueves 7 de febrero de 2.013.
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