Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

jueves, 7 de febrero de 2013

Caminante


                   
     “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Ese parece ser el argumento que han barajado los viandantes que van o vienen de las Vaguadas por la Banasta. Hace tiempo se asfaltó el firme para aliviar de tráfico el desdoblamiento de la carretera de Valverde, pero nadie se percató de la ausencia de un acerado para los peatones, o en su caso, obviaron su conveniencia, seguramente por cuestiones de presupuesto. Muchas personas recorren ese cordón umbilical que conecta la ciudad con ese barrio algo alejado, y eligen hacerlo a pie, por salud, por conciencia ecológica o por ahorro doméstico. 


     El número de transeúntes ha aumentado desde que comenzó a funcionar el nuevo colegio –por cierto, al lado del privado que  ya existía, menuda previsión la de los responsables municipales de urbanismo en su día… Los hay que caminan con niños de etapa infantil de la mano, por una vereda marcada a golpe de pisadas, otros cargan a los pequeños sobre sus hombros, abriéndose paso entre la persistente niebla matutina  del invierno, y también compactan la tierra bajo sus pies aquellos que, con marcha ligera, acuden a sus lugares de trabajo en una u otra dirección. 


     Machado, a falta de empatía de la corporación municipal, ha sido la poética  inspiración para todos ellos. “Caminante, son tus huellas el camino, y nada más”.


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