Si Lu hubiese vivido su juventud el siglo pasado, hoy habría alcanzado su mayoría de edad: 21 años. Pero en los tiempos que le ha tocado vivir, se le considera mayor de edad desde hace tres.
Toda la familia le ha mandado whatsapp para felicitarle, este aniversario no soplará las velas de la tarta en casa. Estudia en Sevilla, y hoy acudirá a clase con normalidad, aunque supongo que a última hora lo celebrará con los más cercanos, entre ellos su novia.
Nunca creí que caería en el mismo error que otros padres cometieron años ha, considerando a sus hijos como si fueran pequeños pasada la veintena. Pero, aunque me pese y me asombre mi propia actitud, Lu sigue siendo para mí mi niño chico, y lo peor es que no sé hasta cuándo...
Hoy mismo le he recordado la hora en que tenía que tomar el medicamento que le prescribieron tras la extracción de una muela del juicio, de la misma manera que le doy instrucciones de toda índole en cualquier ocasión, cuando no lo tengo cerca, sin poder remediar ese impulso protector y controlador de madre coñazo...
También es el cumpleaños de Sete, su primo, doce años menor que él. Las casualidades de la vida, nacer en la misma fecha, con la cantidad de días que tiene el calendario. Ahí están los dos, el día del bautizo de Sete, hace ya 9 años.
Espero que todo te vaya sobre ruedas este año, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente...
¡Ah!, y no te olvides cepillarte los dientes y enjuagarte con el colutorio... jajaja...es broma, tontino...
¡Feliz cumpleaños, cielo!
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