Desde siempre, Mane se acerca a cualquier
hora, en cualquier momento, donde yo esté con la única intención de darme unos besos y unos
achuchones, ya esté cocinando, de limpieza, o sentada frente a mi
ordenador, escribiendo para el blog.
Dejo mi actividad por un momento, y ambos nos entregamos a la
satisfactoria causa de mimarnos.
He de alegar en su favor que normalmente es
una iniciativa suya, y yo me dejo querer, y el escalón entre la cocina y el
comedor nuestro punto de la casa favorito, porque iguala los 30 centímetros de
diferencia que nos separan.
De un tiempo a esta parte, como las gafas
forman parte del paisaje de mi cara a tiempo completo, el protocolo comienza
con la siguiente frase: “quítate las gafas, que voy a darte unos besos…”. De
esa manera eludimos la posibilidad de rotura de lentes, que al precio que
tienen las progresivas que uso, merece la pena cuidarlas con primor.
Cuando éramos jóvenes, más jóvenes, quiero
decir, no había gafas que marcasen las distancias, que chocasen, que molestasen
durante los arrumacos. Hace veinte años comenzaba la frase por “quítate las…”,
bueno, las gafas no eran, eso seguro.
Cuesta abajo y sin frenos, pero juntos. Es
lo que soñé desde que nuestras vidas se unieron, allá por los años 70.
Decírtelo ahora
¿Te he dicho alguna vez que
preciso
tu palabra de consuelo,
tu mullido abrazo,
tu caricia de terciopelo,
tu paso junto al mío,
tus sabios consejos,
tu gesto de aprobación,
y en mi almohada, tu aliento,
mientras trenzas con pasión
tus dedos entre mis dedos…?
¿Que eres el agua que me
refresca,
el sol que me ilumina,
las horas que me llenan,
los besos que me miman,
el cofre de mis tesoros,
la luna de mis noches,
el espejo de mis ojos,
el hombro de mis llantos,
el príncipe de mis sueños,
las notas de mi canto…?
Quiero decírtelo ahora
que todavía tengo tiempo,
antes que las nubes negras
arrastren mis pensamientos,
ahora que aún aguanto firme
las embestidas del viento,
antes que estos sentimientos
amanezcan un día muertos.
9 de junio de 2.012,
vigésimo octavo aniversario de boda.
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