Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 10 de febrero de 2013

¡Quítate las gafas…!



     Desde siempre, Mane se acerca a cualquier hora, en cualquier momento, donde yo esté con la única intención de darme unos besos y unos achuchones, ya esté cocinando, de limpieza, o sentada frente a mi ordenador, escribiendo para el blog.


     Dejo mi actividad por un momento, y ambos nos entregamos a la satisfactoria causa de mimarnos. 


     He de alegar en su favor que normalmente es una iniciativa suya, y yo me dejo querer, y el escalón entre la cocina y el comedor nuestro punto de la casa favorito, porque iguala los 30 centímetros de diferencia que nos separan.



     De un tiempo a esta parte, como las gafas forman parte del paisaje de mi cara a tiempo completo, el protocolo comienza con la siguiente frase: “quítate las gafas, que voy a darte unos besos…”. De esa manera eludimos la posibilidad de rotura de lentes, que al precio que tienen las progresivas que uso, merece la pena cuidarlas con primor.


     Cuando éramos jóvenes, más jóvenes, quiero decir, no había gafas que marcasen las distancias, que chocasen, que molestasen durante los arrumacos. Hace veinte años comenzaba la frase por “quítate las…”, bueno, las gafas no eran, eso seguro.


     Cuesta abajo y sin frenos, pero juntos. Es lo que soñé desde que nuestras vidas se unieron, allá por los años 70.



                                                     Decírtelo  ahora

¿Te he dicho alguna vez que preciso
tu palabra de consuelo,
tu mullido abrazo,
tu caricia de terciopelo,
tu paso junto al mío,
tus sabios consejos,
tu gesto de aprobación,
y en mi almohada, tu aliento,
mientras trenzas con pasión
tus dedos entre mis dedos…?

¿Que eres el agua que me refresca,
el sol que me ilumina,
las horas que me llenan,
los besos que me miman,
el cofre de mis tesoros,
la luna de mis noches,
el espejo de mis ojos,
el hombro de mis llantos,
el príncipe de mis sueños,
las notas de mi canto…?
  
Quiero decírtelo ahora
que todavía tengo tiempo,
antes que las nubes negras
arrastren mis pensamientos,
ahora que aún aguanto firme
las embestidas del viento,
antes que estos sentimientos
amanezcan un día muertos.

           9 de junio de 2.012, vigésimo octavo aniversario de boda.


No hay comentarios:

Publicar un comentario