Ha sido un día de colegio muy
especial: es viernes, pero además comienzan los Carnavales en Badajoz. Los de
la calle, los del pueblo, los más divertidos, los más participativos, los más
inolvidables, los únicos capaces de hacernos olvidar corruptos y corruptelas
por unas cuantas horas. La directora autorizó a alumnos y profesores a venir a
clase disfrazados, para enaltecer esta fiesta nuestra que el pasado año fue
denominada de Interés Turístico Nacional.
El patio en la hora de recreo,
que hoy se ha prolongado más que de costumbre, era un hervidero de fiesta, un
cuadro impresionista e impresionante sobre el lienzo celeste de un despejado cielo
que se instaló a sus anchas desde primeras horas, cogido del brazo de un sol de
invierno mimoso y deslumbrante.
Se mezclaban caóticamente
princesas engalanadas y brujas con escoba, Caperucitas y horripilantes vampiros,
supermanes y hombres araña, indios y vaqueros, policías y Napoleones,
Blancanieves y Robin Hood, abejas Maya y damiselas medievales, hippiess y rockeros,
una nutrida cantera de futbolistas para el Barça y el Real Madrid, mosqueteros
y piratas del Caribe, ratones y ratoncitas de la factoría Disney, trogloditas y
chulapas, campesinas y flamencas,
corriendo como perdigones detrás de sus ingenuos sueños.
Esta noche se celebra la final
del concurso de murgas, y el domingo el gran desfile de comparsas. El Teatro
López de Ayala, abarrotado de incondicionales seguidores, capaces de pasar
cuatro noches al raso haciendo cola para conseguir una entrada al evento, serán
testigos de las actuaciones de las ocho agrupaciones que pelearán por subirse
al podio de los mejores. De este modo, Pixa a la Fulanesca abrirá la jornada,
seguida de Fashion Water, Dakipakasa, Los 3W (Los heavyllanos), Los Niños (El
portal de Belén), Los Espantaperros, Los Murallitas y Ése es el espíritu, que
será la encargada de cerrar la noche.
Peruanos con buenas voces,
modelos con mucho arte, nostálgicos que emocionan, “heavys” y rocieros que lo
dan todo en el escenario, “chonis” que saben como nadie arrancar carcajadas,
una boca llena de dientes a la que no le falta un detalle, angelitos irónicos y
con mucha guasa, y una pandilla de divertidos insectos entre los que destaca
Paco de Luciérnaga y la mosca cajonera, se subirán a las tablas del López para
ofrecer una sesión carnavalera para el recuerdo. Y de allí, pase lo que pase, la
calle y los bares disfrutarán de tanto arte.
Las comparsas marcarán sus estudiadas
coreografías a golpe de tambores el domingo, en un desfile que por vez primera
comenzará por la mañana, pero cuando llegue ese momento ya tendrán desgastadas
las suelas de sus zapatos de patear las calles, contagiando a todos su ritmo,
al tiempo que inundan el paisaje de color, lentejuelas y plumas.
Todo está a punto para que
empiece la magia, comienza la cuenta atrás.
¡Carnaval, Carnaval, Carnaval te
quierooo…!
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