Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

jueves, 26 de agosto de 2021

Días atribulados

 

                                     

Muchas mañanas pongo en casa la televisión para sentirme acompañada, aunque mejor sería no escuchar las noticias, por no decir otros programas. Es más, si afino el oído mientras voy atendiendo otros menesteres, me invade una extraña sensación: la de que nada de eso está sucediendo. Ciertamente, parece irreal, imposible, que presenciemos impasibles las atrocidades que se cometen en este mundo injusto y desigual, supuestamente globalizado, a unos cuantos kilómetros de distancia.

Lo mismo me ocurre cuando paseo por los pasillos de alguna red social en la que, mecánicamente, vas leyendo el batiburrillo de publicaciones sin apenas discernir los memes y las felices imágenes vacacionales de los contactos, de otras que se suceden mezcladas con anonadadoras e impactantes fotos, escalofriantes titulares, desoladores artículos, desgarradoras declaraciones, desesperadas peticiones de socorro, sobre la pesadilla que están viviendo bajo el inmisericorde gobierno talibán.

El futuro que se cierne sobre Afganistán será una urdimbre de días atribulados que nadie parece querer allanar, si ello fuese posible. La mayoría mirará de soslayo para desentenderse, en cuanto finalicen los plazos anunciados, evitando así que le salpiquen la sangre y las lágrimas que van a derramarse por doquier.

La humanidad está anestesiada; nos hemos convertido en unos indolentes, si la cosa no va con nosotros ni con los nuestros. Pero, arrieritos somos.

 

 


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