En Logroño pernoctamos para no hacer muy pesado el camino hasta la siguiente visita programada. Como no lo conocíamos, tuvimos ocasión de dar una vuelta, cenar y descansar plácidamente en un céntrico hotel.
Desde la ventana de nuestra habitación pude leer el cartel que lucía en la esquina más cercana: Travesía del Laurel. La calle de tapeo, de la que tanto hemos oído hablar, se convirtió en nuestro primer objetivo nada más salir a la calle, después de una reconfortante ducha.
Una tapita en la calle Laurel para reponer fuerzas y seguir descubriendo rincones, sin alejarnos mucho del alojamiento.
Antigua Fábrica de Tabacos.
Torres gemelas de la Concatedral de Santa María de la Redonda.
Monumento a Espartero en el Paseo del Príncipe de Vergara o "Paseo del Espolón".
Había ambientillo en la calle, incluso nos mezclamos con el público de un concierto callejero.
Después de cenar, nos sentamos a tomar un café en una terraza de la calle Bretón de los Herreros. Para nuestra sorpresa, estaban encendidas las calefacciones de exterior... ¡en pleno mes de julio! La verdad es que apetecía el calorcito, porque la temperatura no era tórrida precisamente...
Y hasta aquí nuestro breve paso por La Rioja. Después de desayunar emprendimos camino de vuelta a casa, no sin antes conocer otro par de ciudades de paso.
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