Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

sábado, 14 de agosto de 2021

A veces


                                                     
 A veces tengo que detenerme antes de emprender un nuevo trote,

tengo que esconderme para recobrar el recuerdo de mi sombra,

tengo que silenciar mi boca para escuchar los gemidos de mi tristeza sorda.

Todo lo que necesito en este momento es

mirar un parsimonioso atardecer desde el balcón de la paz;

deleitarme con los sonidos quebradizos y entrecortados

del agua de una lluvia de verano cayendo en mi patio;

escuchar un te quiero en mitad de la noche,

en que el aire insomne exacerba las pasiones adormecidas;

sentir el abrazo reconfortante de una amistad imperturbable;

respirar el soplo del viento de otoño o de esa brisa,

débil pero persistente, que alborota mi pelo arracimado;

una ducha refrescante después de un día agotador;

sentir la emoción que me embarga al terminar de leer un buen libro;

escuchar el ceremonioso silencio que porta, en bandeja de plata,

mis pensamientos más poéticos.

A veces sufro tus cortas ausencias con desasosiego, anhelando el perfume

con el que hipnotizas mis sentidos hasta perder la consciencia.

Y cuando regresas, cargado de risas nuevas, me aferro a ti,

embriagada por el calor de tus abrazos,

obnubilada por la humedad de tus besos,

rendida en el refugio seguro de tu alma transparente.

 


 

 

 

 

 

 

 

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