Se acabó la fiesta, mañana volvemos a la dura rutina, con el regustillo de estos cinco días de ritmo y color en las calles.
Este año empecé a disfrutar el mismo viernes durante la jornada de colegio, ya que a los niños se les permitió asistir a clase disfrazados, y los profesores también pusimos un toque festivo a la mañana.
Y por la tarde quedamos en la puerta del colegio para subir a Plaza de España a escuchar el Pregón, a cargo este año de nuestra querida compañera, ya jubilada, Mari Pepa Orantos.
Íbamos preparados con una gran pancarta y todos vestidos con el uniforme colegial, que previamentre habíamos pedido a alguno de nuestros alumnos y alumnas.
No pasamos desapercibidos entre el público. Jaleamos a Mari Pepa un nutrido número de profesores, antiguos alumnos, padres, comparseros y conocidos y amigos de la pregonera.
Ahora llega otro periodo menos festivo y de recogimiento: la Cuaresma. Toca cambiar el chip. Fue bonito mientras duró...
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