Día 1 (Primer día de 2016, 13:00 horas)
Enero amanece con voto de
silencio.
Todo es calma tras el ensordecedor
estruendo
que estrenaba el año recién
parido.
Nada es nuevo, nada es distinto.
Pesa tanto o más la carga sobre
la espalda.
Cuesta lo mismo subir
el primer peldaño del calendario
que el último del de ayer.
Siguen danzando malditos
a nuestro alrededor los
desencuentros.
Las promesas son el humo
procedente de fuegos de
artificio.
Pasan las calladas horas
con la inmisericordia de costumbre.
Las penas que barrimos debajo de
la alfombra
flotan de nuevo en el aire.
La mesa hoy se viste de sobras de
una alegría prendida al mantel
con alfileres de fiesta.
Ardieron los fantasmas del año
aniquilado,
lúgubre funeral sin plañideras.
Hay que atizar sin demora
la llama de los propósitos,
para que la esperanza no enferme
de reuma.
No se oyen coches en calle alguna,
ni autobuses, ni sirenas,
y los ruidos de la casa
parecen jugar como niños al
escondite.
El cielo está gris, penetra
tanta humedad en los huesos…
Comienza la gran carrera,
pero no está muy claro
dónde, cómo o cuándo se
distinguirá la meta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario