Por si éramos pocos, parió la abuela. A partir del momento en que la Gran Sala de Derechos Humanos del Tribunal Europeo ha puesto fin a la doctrina Parot, España será un país con una alta peligrosidad para sus habitantes. La doctrina Parot se aseguraba que los asesinos, como la etarra Inés del Río, que mató en su época más activa a 24 personas inocentes, no saliera nunca más de la cárcel a hacer daño. Pero Estrasburgo considera que se han vulnerado sus derechos, esos que sus víctimas, y las destrozadas familias de sus víctimas, nunca más podrán disfrutar. ¡La risa que les ha debido entrar a Inés y a sus colegas!
Y detrás de ella, muchos terroristas con delitos de sangre esperando que les abran las rejas. Ahora volverán, si quieren, a organizarse, a la vista de los privilegios que la Justicia les otorga, para jugar a matar “marcianitos”. Los violadores también se frotan las manos, estarán a su libre albedrío para satisfacer sus perversiones. Son muchos frentes para defendernos con nuestras ajadas manos y algún que otro palo: chorizos, delincuentes, asesinos, campando a sus anchas entre las ruinas de esta piel de toro hecha jirones.
Ahora sí tengo claro que mis hijos deben buscar su destino lejos de aquí, aunque yo me muera de pena por los abrazos perdidos. Ya no creo en nada, se me cayeron los palos del sombrajo.
Publicado en "Cartas al Director" del diario HOY el jueves 24 de octubre de 2.013.
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