La voz de la
poesía
(“Estampas” –
XXII)
Pongo mi voz a los
pies
de sus ecos y los
míos,
y de tus labios
también.
Es la voz de la
poesía,
que se escucha siendo
muda,
en las coplas y
elegías,
en las glosas y
sonetos,
villancicos,
soleares,
y en los renglones
secretos.
Se trenzan con devoción
las letras entre
suspiros,
rimándose con pasión.
Mi voz no me
pertenece:
es un delicado
aliento
que en tu corazón se
mece.
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