Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

jueves, 5 de abril de 2012

Jueves Santo


     Hoy no he dejado de pensar en la vuelta a casa, quiero decir adelantarla, en vista de las previsiones meteorológicas para los tres últimos días de vacaciones. Me iré con las ganas de coger colorcito, con la cara tan demacrada como cuando vine. En fin, ya me aburriré de sol y de calor, que nunca llueve a gusto de todos, y en esta ocasión el agua es auténtica necesidad.


     Pasó el Jueves Santo sin pena ni gloria. A última hora de la tarde, en cuanto la lluvia ha hecho un paréntesis, todos han salido de sus escondrijos para ocupar calles, paseos, avenidas, veladores y locales de diversa índole, casi con desesperación por recuperar el tiempo perdido.


     Y yo sigo inmersa en esta profunda melancolía, anhelando que una sirena me conduzca a la superficie antes de ahogarme irremediablemente.


                                                  Entre mi boca 
                                        y mis palabras 
                                        repican campanas
                                        de muerte.
                                        Vibra en el aire
                                        la ausencia, 
                                        vuela muy alto
                                        el olor de 
                                        la alegría.

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