Ya no se oyen los lamentos,
buena amiga,
se callaron los dolores.
Murieron los sufrimientos,
infinita letanía,
huyeron los sinsabores.
No lloverá más tristeza,
ni alegría,
ni tronarán desamores.
Se apagará la agonía,
sin rebeldía,
se olvidarán los errores.
No iluminará la luna,
argentada,
tus noches con sus temores.
La paz ya cubre tu alma,
desolada,
con un sueño entre algodones,
en un jardín de sonrisas
esbozadas
entre abrazos de colores.
Ya no se oyen los lamentos,
buena amiga,
se callaron los dolores.
A Chechu, 10 de septiembre de 2016.
Triste y precioso!!! Un abrazo
ResponderEliminarGracias por tu visita y por dejar tu comentario. Un saludo.
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