Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

miércoles, 8 de julio de 2015

El descanso del guerrero



Los defenestrados de las últimas elecciones han comenzado el desfile triunfal a su particular cementerio de elefantes, llamado Senado. La Cámara Alta se ha convertido en un premio para los políticos que se apean (o los apean en las urnas) de la primera fila. Un retiro de lujo que a partir de ahora podrán disfrutar cuatro ex presidentes de comunidades autónomas y una alcaldesa: Pedro Sanz, de La Rioja; Luisa Fernanda Rudi, de Aragón; Alberto Fabra, de la Comunidad Valenciana; José Ramón Bauzá, de Baleares; y Rita Barberá, de Valencia. 



La asignación constitucional es idéntica para todos los Senadores: 2.813,91 euros/mes. A esa cantidad habría que sumarle otras, nada desdeñables, si se ostenta la Presidencia, Vicepresidencia, Secretaría o Portavocía de un grupo parlamentario, aunque sea adjunto, más gastos de viaje, dietas, gastos que les origine la actividad de la Cámara, tarjeta-taxi con 3.000 €, todo ello exento de tributación, por descontado. Se les otorga, asimismo, teléfono móvil, ordenador portátil, tableta, despacho, y determinados senadores tienen la posibilidad de contar con personal de confianza para apoyarles en el ejercicio de su función. 


A todo esto, que alguien exponga sólidos argumentos para mantener toda esta parafernalia. Tal vez sería más razonable suprimir el Senado, de una vez por todas, y atender con ese sustancioso presupuesto necesidades sociales más urgentes


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