Siento náuseas, y no estoy embarazada.
De
hecho, lo que más deseo en este momento es desembarazarme de la gentuza que ha
robado mi fe en la democracia, mientras se permiten la ironía de enseñarme
lecciones de ética y de moral; desembarazarme de la indecente obscenidad que impregna
las informaciones que nos van llegando; desembarazarme de la impotencia que me
provoca verlos en la calle como si con ellos no fuera la cosa; desembarazarme
de esta ira enfermiza que se ha convertido en pandemia entre la población;
desembarazarme de mis dificultades económicas mientras ellos tiran con pólvora
ajena; desembarazarme de mentiras y medias verdades con las que intentan
manipularme; desembarazarme del nudo que me aprieta la garganta a medida que se
marcan más y más las desigualdades; desembarazarme de las cifras que delatan el
saqueo de los fondos de todos.
De los 86 consejeros de Caja Madrid que
recibieron la tarjeta de la vergüenza, solo 4 no hicieron uso de ella, menos de
un 5% fueron honestos. Si extrapolamos este dato como referencia a otros
escenarios, podríamos pensar que un 95% de los altos cargos de la política y de
las finanzas son unos corruptos. Y no parece una conclusión desacertada.
De
nuevo tengo ganas de vomitar, yo creo que es por el pútrido olor de este
lúgubre momento histórico.
Pero debemos intentar cambiarlo. Tú con tu profesión formando lo mejor posible a tu alumnado sin desfallecer.
ResponderEliminarBesos.
Es lo que los docentes intentamos cada día, pero es muy fuerte y muy negativa la influencia de los casos de corrupción de los que ellos, inevitablemente, oyen hablar y asumen con naturalidad. Espero que entre todos, padres y maestros, logremos dejar atrás la cultura del "pelotazo" y la ley del mínimo esfuerzo, que ha imperado de un tiempo a esta parte, y sobre todo que nuestros jóvenes crean que robar no necesariamente conlleva un castigo. Besos también para ti, Pepe.
ResponderEliminarPublicado en "Cartas al Director" del diario HOYel martes 14 de octubre de 2014.
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