Querido e intrépido compañero: después de casi dos décadas trabajando contigo hombro con hombro, no puedo evitar que se me humedezcan los ojos al asumir que te vas de nuestro quehacer diario. Igualmente contenta por el motivo que te aleja de nosotros, y que no es otro que crecer profesionalmente, iniciar una nueva aventura laboral para la que estás plenamente capacitado. Lo menos que tus compañeros podíamos hacer era prepararte un homenaje de despedida, que puede ser un hasta luego, porque ésta es tu familia, y tú el hijo pródigo que recibiremos con una gran fiesta si un día vuelves.
Quedan momentos inolvidables tatuados en los pasillos de la memoria de todos, resumidos en ese pps que con tanto cariño te han realizado.
Las excursiones a Granada y a Andorra con los alumnos y algunos compañeros, que tanto has disfrutado cada temporada.
El camino a Santiago con los alumnos de 4º de Secundaria, tu gran ilusión y tu gran triunfo.
Tu buen hacer como docente y como coordinador siempre han quedado patentes. Y como compañero de trabajo, solo tengo para ti palabras de agradecimiento, tu grandeza de corazón está fuera de toda duda.
Ya solo me queda por decirte que te echaremos de menos, y que en nuestro querido colegio, que es también el tuyo, serás siempre bienvenido. ¡Que te vaya bonito!
Hoy dedico este poema
a un profesor muy apuesto,
que inicia nueva andadura
por esos mundos de Dios,
y cuyo nombre es Alberto.
Te mereces parabienes,
éxitos pluscuamperfectos,
ver realizados tus sueños,
desahogo en tus bolsillos
y un saco lleno de afectos.
Siempre será ésta tu casa,
llévate nuestros respetos,
y si algún día regresas,
compañerito del alma,
te acogeremos con palmas
y con los brazos abiertos.
Y aquí se acaba esta historia,
se me acabaron los versos,
brindemos con vino y rosas,
disfrutemos el momento,
no quiero ver caras tristes,
sino un festival de besos.
19 de octubre de 2.012
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