Después de conocer los resultados
de nuestra última excursión a las urnas y sus consecuencias, he podido
constatar que a la mayoría nos ha salido el tiro por la culata.
A Sánchez, que parece creer que
puede repetir lo de “y tiro porque me toca” cada vez que le da la gana y hacer
de su capa un sayo, a ser posible sin permiso de nadie. Si en abril lo tenía
difícil, ahora va a ser misión imposible con la soberbia y la ambición que le
caracterizan.
A Casado que, a pesar de haber
mejorado sus resultados anteriores, le ha sabido a poco teniendo en cuenta que
necesitará ayuda de otras formaciones para ejercer algo de autoridad en el día
a día.
A Iglesias, que asiste anonadado
a la caída en desgracia de sus discursos desgastados de pura inconsistencia, y
ve cómo sus incondicionales de antaño se desvinculan de sus ideales disipados.
A Rivera, que lo tuvo todo en sus
manos y todo lo ha perdido por una concatenación de errores irreversibles, que
le han pasado una costosa factura personal y han dejado tocado y hundido a su
partido.
A los sufridos españoles, que lo
único que podemos hacer, votar, lo hacemos, como si la solución estuviera en
nuestras manos y no en las de los políticos, a los que pagamos para que
levanten este país decepcionado y deprimido, pero ellos son incapaces de llegar
a pactos de gobierno con el panorama que arroja el sufragio.
Solo han dibujado una sonrisa de
oreja a oreja Abascal y sus compañeros de formación, que han irrumpido en la
escena política con fuerza y ganas de dar un puño sobre la mesa para intentar poner
orden en todo este caos que se nos hace ya insoportable. Cuidado, Sánchez, con
llevarnos a unos nuevos comicios que, en el camino, los votantes que pierden
algunos los recogen otros…
Menuda cara de desencanto, por no
decir de otra cosa, se nos ha quedado a todos. Quien siembra tormentas, recoge
tempestades. Ojalá se cumpla que “después de la tormenta, viene la calma”.
¡Ay,
Señor, qué cruz…!
Publicado en "Cartas a la Directora" del diario HOY, el viernes 15 de noviembre de 2019.
ResponderEliminar