Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

miércoles, 16 de octubre de 2019

Calendario mutilado



La ansiedad, compañera de cama,
intuye tu silueta en la lejanía,
musitando tu oscura traición
como una decadente letanía.
La decepción, vestida de luto,
asiste al tsunami de tus desvaríos,
que arrastra, inmisericorde, enseres
y un horizonte que era tuyo y mío.

Duelen las entrañas
al evocar aromas y latidos.
Emprende tu camino
dejándome atrás, tocado y hundido.
Y cuando escuches las notas
de esa melodía que hicimos nuestra,
llora.
Llora como nunca has llorado,
reúne tus lágrimas en una
vasija de arrepentimiento
por lo que pudo ser
y no fue,
y ya nunca será,
porque todo lo has envenenado.

Carga el fardo de la culpa
en tu conciencia.

No te deseo un purgatorio:
solo vete para dejar que me arrullen
dulces sueños en la noche oscura,
que no me despierte
la pesadilla de tus mentiras
en madrugadas de dudas.
Al marcharte, cierra
la puerta con siete llaves,
y tira el manojo al fondo del mar.

Porque hoy nazco de nuevo
al mundo real:
voy a pintar de vivos colores
cada hoja de este calendario
que dejaste mutilado
en medio de un paisaje infernal.


Después de la tormenta, llega la calma.
Después de un duro invierno, la primavera.
Después de un trago amargo, la dulce tarta.
Después de tus mentiras, la vida entera.




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