Ha pasado casi un mes desde que disfrutamos nuestra Feria del Libro de Badajoz, pero he tenido tantos frentes que atender en el trabajo y en la familia, que hasta ahora no he podido retomar mi tarea bloguera, que me sirve como recordatorio de los eventos que deseo guardar a buen recaudo como un tesoro.
Acompañé a los premiados del colegio a la presentación de la antología "El Vuelo de la Palabra", porque uno es mi compañero Gonzalo, y las otras dos alumnas que escriben extraordinariamente bien: Belén, a la que premian por sus renglones desde la más tierna infancia; y Fátima, que ha brillado este año por sus reconocimientos en varios certámenes literarios.
He de reconocer con humildad que en esta convocatoria del "Vuelo" no han seleccionado ni mi cuento ni mi poema, pero me he sentido sinceramente orgullosa de estas promesas de la literatura, por lo que yo haya podido aportar con mi motivación -cuando no con mi auténtica persecución sin desaliento- a su éxito. De ahí mi foto con ellos.
Asistí durante la semana a varias conferencias y presentaciones de libros, entre ellas a la de "Máxim, el Breve", con el que tuve ocasión de sentarme a charlar y conseguir su autógrafo en su novela, que aún no he tenido tiempo de comenzar a leer.
Asimismo, acompañé una lluviosa mañana a mis alumnos de 5º de primaria a visitar la feria, en la que, entre otras actividades, unos monitores muy divertidos les hicieron bailar, no sin antes empeñarse todos a coro que subiera con ellos al escenario, sin darme la más mínima opción a negarme. Y como yo necesito pocas castañuelas para arrancarme a bailar, alli que me subí a hacer un poquito el tonto, para regocijo de mis alumnos y el mío propio, para qué lo voy a negar.
Dejo constancia del minuto de gloria, jijiji...
¡Hasta la próxima conexión!
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