Espero que el 2015 no termine
matándonos, como Terminator a T1000 en la segunda entrega de la película, justo
después de esta ya famosa despedida con marcado acento japonés. Este duro año
no nos ha ahogado de milagro, pero nos ha apretado el cuello hasta dejarnos
cianóticos. No me va a dar ninguna pena condenarlo al ostracismo y al olvido
cuando suenen las campanadas en la Puerta del Sol. Pondré la alfombra roja al
2016, y rezaré para no tener que dar la razón al dicho “cualquier tiempo pasado
fue mejor”.
Porque mi esperanza de que vendrán tiempos mejores está intacta
después de tantas tempestades. Hemos tocado fondo para tomar impulso en la
ascensión, y conseguiremos sacar la cabeza del agua para tomar aire, confiemos
en ello, por muy difícil que nos lo pongan. Estoy indignada, cansada,
decepcionada, enfadada con este insufrible año que caduca, y lo despido para no
verlo nunca más. No me han gustado sus emponzoñadas historias, sus podridos
personajes “made in Spain”, sus cifras del paro, su pobreza energética, sus
conatos de desmembramiento, sus trágicos acontecimientos dentro y fuera del
territorio patrio. Como cantaban Los Amaya a ritmo de rumba: “vete, me has
hecho daño, vete…”
Sayonara, baby.
Continuará…
Publicada en "Cartas al Director" del diario HOY el lunes 28 de diciembre de 2015.
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