Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

jueves, 28 de agosto de 2014

Rendir cuentas



Nos estamos peligrosamente acostumbrando a conocer nuevos casos de personalidades públicas que se lo llevan calentito. Nuestro disco duro se va quedando con los casos más recientes, y para rememorar los anteriores es preciso recurrir a las hemerotecas. Pero en nuestro arrasado país nadie rinde cuentas. 



Es cierto que algunos ilustres amigos de lo ajeno han probado el menú de las cárceles españolas, pero que alguien me refresque la memoria, no recuerdo que alguno de ellos haya repuesto todo lo birlado. 



En cuanto a promesas electorales se refiere, tampoco nadie se da por aludido para apechugar con lo dicho. Ya empiezan a allanar el camino los aspirantes a ocupar algún cargo público, con más cuentos que Cortázar, ahora que empiezan a sobresalir las orejas del lobo de las elecciones. 



Se ponen sobre la mesa asuntos clásicos, y otros de nueva incorporación, para intentar captar votos. A los ciudadanos de a pie nos van creciendo las tragaderas de manera incontrolada, como los tumores malignos, y este cáncer social va a aniquilar todas nuestras defensas. 



Rendir cuentas por pecados de palabra, obra u omisión, asumiendo responsabilidades, debería convertirse en un ejercicio periódico y obligado para los poderosos, pero es, de momento, un sueño inalcanzable en nuestra piel de toro.

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