Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

domingo, 28 de julio de 2013

Domingo nublado


La brisa carga en su espalda
murmullos que la entorpecen,
y mis pensamientos dudan,
vienen, van y se adormecen.

Las nubes van desfilando,
y cielo y mar ensombrecen.

Mi silencio va llorando,
se retira cabizbajo
y su cuna nadie mece.

Cuando el día amanece gris, como es el caso, los veraneantes no se resignan a renunciar a su día de playa, con sus palas, sus pelotas, sus sombrillas y tumbonas, sus niños correteando sobre las toallas propias y ajenas, y sus conversaciones pretendidamente divertidas, porque es tiempo de vacaciones, y hay que ser gracioso, parecer feliz y que los vecinos de sombrilla sean conscientes de ello.

Yo busco paz en la playa, serenidad de espìritu, pero a partir de cierta hora es misión imposible. Es el momento de retirarse para evitar las voces estridentes, palabras malsonantes, sobresaltos y desasosiegos.

Me estoy haciendo mayor,
una mosca cojonera,
y como creo que lo valgo,
viviré como yo quiera...




                       ¡Maaadreee, esto mío ya no tiene remedio...!



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