Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 3 de diciembre de 2021

Potro desbocado.

 

 

A fuerza de perder contacto con personas cuya presencia en mi vida echo de menos; de perder la buena costumbre de viajar a capricho por culpa del maldito virus; de perder la espontaneidad para entrar en ciertos sitios públicos, por miedo a cruzarme con la enfermedad; de perder de vista el mundo que gozábamos antes de la “nueva normalidad”…, he llegado al dramático y profundo convencimiento de preferir no volver nunca a los tiempos pretéritos (ni siquiera a desearlo), renunciar al disfrute de aquellos días ingenuamente felices, no sentir curiosidad por conocer nuevos destinos y nuevas amistades, no dejarme llevar nunca más por la corriente vertiginosa de un pasado que, haciéndonos un corte de mangas, ha huido para nunca volver.

De esta triste manera voy languideciendo y mi alma se marchita sin remisión.

Somos teselas de un macabro mosaico del futuro; teselas insignificantes, prescindibles, pero que desde lejos conforman el paisaje de caos y autodestrucción que nos envuelve; teselas que, sin sospecharlo, configuran una estampa apocalíptica que solo puede distinguirse nítidamente desde el exterior.

Muy a mi pesar, no tengo las riendas de lo que acaece en el mundo. Solo se me permite cabalgar a lomos de este potro desbocado que es el presente.

 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario