A ese personaje vanidoso, arrogante, engreído, insoportablemente soberbio, que se cree el ombligo del universo y tiene el pleno convencimiento de poseer una irresistible atracción, que va cautivando a su paso a todo bicho viviente; a ese ser despreciable le deseo una… ¡feliz vanidad!
P.D. El que se pica, ajos come.
No hay comentarios:
Publicar un comentario