Cuando intuyo la ocasión para hacer un viajecito, le dejo a Mane una tarjetita insinuante donde pueda verla. Y sobre la marcha, se pone manos a la obra para organizar una visita turística.
Ya no tenemos edad para posponer nada que nos haga felices, hemos cumplido con Dios y con la Patria, como dicen en mi pueblo. Así que animamos a una pareja de amigos para que se unieran a nuestros planes. Rafa y Nati no necesitan castañuelas para bailar, y en tiempo récord teníamos el viaje planificado.
Y allá que nos fuimos a Madrid, desde donde volaríamos a Ibiza, y de ahí en ferry a Formentera.
La isla es pequeña, y una vez en el puerto, decidimos llegar andando al complejo donde teníamos alquilados dos apartamentos.
Alquilamos un coche para movernos por la isla. Hay seis pueblos, muy cerquita unos de otros, y multitud de calas y parajes maravillosos que fuimos descubriendo poco a poco.
Disfrutamos tanto de los días como de las noches, entre lugareños o descubriendo playas desiertas a la puesta de sol. Encontramos mucho ambiente navideño, y un mercadillo atiborrado de gente, incluso con música en directo.
Una tarde nos sentamos a tomar unos mojitos en una cala mientras contemplábamos la puesta de sol.
Hemos jugado, literalmente, como adolescentes, a pesar de los años que llevamos a nuestra espalda.
Ha sido una escapada muy especial, y un soplo de aire fresco para nuestra relación de pareja y de amistad.
BYE
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