La
orilla de tus besos
y esconderme en el cajón
de los versos asustados.
Allí me asaltó la orilla
de tus besos y una ola
nos arrastró al escalón donde
siempre igualamos los abrazos.
Los sueños conjugaron a coro nuestro verbo,
dos suspiros reposaron
sobre el alféizar de la luna
junto a un reflejo argentado.
Nos sorprendió la madrugada sedienta de caricias.
Tu aliento trenzó mi pelo
flotando entre latidos acompasados.
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